En tan sólo 90 minutos se pueden resolver muchas cosas. Un partido, apenas uno, resultará determinante. Todo concentrado ahí, en ese juego. Después de allí, puede borrarse de un soplo cualquier buen recuerdo. Después del encuentro de esta noche puede escribirse una nueva página de gloria. Desde las 21.50, en su casa, Vélez irá detrás de su sueño: el boleto que lo lleve al la final de la Copa Libertadores. Tendrá que dejar la piel para lograrlo, porque es Peñarol el que le sacó una cabeza en la carrera hacia la definición. Pero el equipo de Liniers sabe que allí, en el estadio Amalfitani, tiene que torcer el rumbo de una serie que no lo tiene contra las cuerdas y que, incluso, puede ser una inflexión empujón anímica, hacia la cima o al vacío, para el tramo final en el torneo de acá, el Clausura, el que lo tiene como líder.
Quieren los muchachos de Ricardo Gareca grabar sus nombres en la historia del club. Se sienten seguros y envían mensajes alentadores. Están obsesionados con poner a Vélez por segunda vez en su historia en la definición del certamen que puede dejarlos en la cumbre de América. Apoyan sus convicciones de ganar por una diferencia de dos goles en los rendimientos en su casa y en los números que lograron en su estadio, con seis tantos en los últimos dos juegos, el arco invicto y goleadas ante Liga (3-0) y Libertad (3-0).
"Si no se gana nada la gente se podrá acordar muy a la pasada del buen equipo de Vélez y de la buena campaña que hizo, pero sólo si gana algo este equipo entrará en la historia. Así de simple. Nosotros queremos seguir estando en la historia de Vélez. Cuando vos ganás pasás a estar en el recuerdo del periodismo, de todos los equipos y de todos lados. Cuando no ganás nada solamente pasás a ser del recuerdo del hincha de Vélez, a ser ese muy buen equipo que tuvo Vélez en un determinado momento pero que no consiguió nada. Nosotros queremos formar parte de la historia del fútbol argentino". Las palabras del entrenador de Vélez representan a la perfección para qué y cómo se prepararon Silva, Moralez, Zapata, Augusto Fernández, Juan Manuel Martínez...
Del otro lado, Peñarol pretende imponer sus condiciones, quiere hacer valer su diferencia (ganó 1-0 en el juego de ida) y su historia en la Copa. Quiere reverdecer sus épocas de gloria en las que la Libertadores lucía con frecuencia en las vitrinas del club charrúa. Quiere volver a coronarse, como lo logró en el 60, 61, 66, 82 y 87. Por eso el técnico Diego Aguirre guardó a sus mejores hombres para el juego de esta noche e intentará armar una fortaleza delante del arco de Sebastián Sosa.
Saben los jugadores de Vélez con qué se encontrarán esta noche y que podrán contar con Maxi Moralez, que en primer juego no estuvo. Conocen las virtudes que mostró Peñarol, de refugiarse bien y apostar al contraataque, estilo que le sirvió cuando salió de Uruguay para ganarle a Inter, en Porto Alegre, por los octavos de final por 2-1, y que en Chile, ante Universidad Católica, en los cuartos de final, le alcanzó para marcar un gol como visitante que le permitió llegar a las semifinales (1-2, después de ganar por 2-0 en el primer juego). Sin embargo, en las declaraciones de los hombres importantes del club de Liniers, como Santiago Silva, se advierte una confianza que alimenta toda ilusión: "Para quedar en la historia hay que ganar y vamos a intentar pasarlo por arriba a Peñarol. El equipo tiene un estilo marcado, de manejar la pelota aun perdiendo. Hay que mantener la calma".
Las cosas están claras. Vélez sabe que esta noche, en Liniers, irá a todo o nada. Un estilo, el de asumir riesgos, que le sienta bien y lo identifica.
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